

Suele pasar casi siempre
Nuestro CEO, Raúl Respaldiza, reflexiona sobre el valor del deporte como palanca de transmisión de valores, apoyándose en la fuerza de un emocionante e impactante vídeo
No sé exactamente de cuándo será este video. Sólo sé que lo vi esta semana en linkedln (gracias, Javier, por compartirlo) y que me impactó. Sería absurdo y un error que tratara en estas líneas de explicar lo que en él sucede. Sencillamente os invito a que lo veáis y que sacáis vuestras propias conclusiones.
Ahí van las mías. Prefiero que sean breves porque viendo la escena no hace falta decir mucho.
Suele pasar casi siempre. Ya sabéis, ese famoso dicho (¿alguien conoce alguno que no sea cierto?) de que “no es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita”. Porque cuando uno ve a estos chicos, sencillamente alucina con la alegría que sienten y transmiten. Niños, niñas, más grandes, más pequeños… Da igual. Como igual da también el tiempo exagerado -no sabría decir cuánto- que debe esperar cada uno de ellos para golpear dos “míseras” bolas de tenis al llegar al fondo de esa pista que deja pequeña, en grandeza, a la central de Wimbledon. Sólo dos bolas. Para, tras ellas, situarse de nuevo al inicio de la misma fila interminable a la espera de volver a vivir ese momento.
Me impacta cómo viven estos chavales ese tiempo de espera. La receta es una mezcla de disciplina y respeto, que, combinada con una alegría desbordante, sencillamente te descoloca. En este mundo de locos en el que vivimos por aquí -el llamado “primer mundo”- todo es urgente, inmediato. La paciencia brilla por su ausencia y cuando tenemos que esperar, se trate de lo que se trate, sencillamente nos quejamos, nos enfadamos o, incluso, nos rebelamos, tratando de hacer trampas, de buscar atajos. En definitiva, de vulnerar las reglas de algún modo. Qué actitud tan distinta la que se respira en esa fila y que enseñanza tan maravillosa para todos. Me ha venido “de perlas” para explicarles a mis hijos cuál es el talante que uno debe tratar de tener siempre en la vida. Creo que lo han entendido a la primera.
Suele pasar casi siempre. Los supuestamente “más vulnerables” dando lecciones a los “más fuertes”…
Por cierto, aunque sea lo de menos, impresionante cómo le pegan a la bola estos chicos. De nuevo, el deporte -en esta ocasión, el tenis- aparece como la mejor herramienta de unión y de aprendizaje. Bueno, estaréis conmigo en que también suele pasar casi siempre…