En su "mirada disruptiva", Juan Arano nos muestra cómo pequeños ajustes, cambios o enfoques pueden ser sinónimo de disrupción
JULIO | TAGS: Juan Arano, La mirada disruptiva
Domingo
al mediodía. Calor, pero no de esos insoportables. Sin mi familia en casa, sin
amigos disponibles, sin comida en la nevera. Me esperaba un domingo de arroz
blanco y sofá, y yo, que el sofá me da un poco de alergia y que justo ese día
no me tocaban hidratos en la dieta, me dije: “a la calle”.
Salí
sin nada que hacer y sin sitio al que ir. Sabiendo que tenía que volver comido,
habiendo hecho algo distinto y, si era posible, con alguna idea sobre la que
escribir para mi tan querida columna.
Intenté
caminar por calles por las que no suelo ir -me encanta pensar “creo que es la
primera vez que paso por aquí”-, me puse a escuchar un podcast sobre teorías
conspiranoicas y hasta me vestí con ropa que hacía mucho que no usaba. Me
compré una gorra, como si eso me fuera a ayudar a pensar y finalmente me senté
en una terraza a comer un kebab. Si os soy sincero, las ideas no venían a por
mí, pero el kebab es uno de mis placeres ocultos (y casi culpables porque ya os
había dicho que no me tocaban hidratos) y siempre lo como en casa y nunca
fuera, así que esto también me pareció novedoso.
Para
rematarlo, me fui a una heladería a por otro de mis placeres culpables -sí, más
hidratos-, pero, eso sí, me pedí dos sabores que no había probado en la vida:
mascarpone con dulce de leche y otro que se llama red velvet. Querías
disrupción, pues toma un cucurucho con dos sabores.
Ya
frustrado por no encontrar una gran idea para mi columna, me conformé con lo
que hice esa tarde y me dije a mí mismo que, en ocasiones, la disrupción podría
ser como mi domingo: no siempre hay una tecnología novedosa detrás de la
innovación, ni una idea transgresora detrás de un nuevo modelo de negocio. Muchas
veces, pequeños ajustes, cambios o enfoques a la hora de hacer determinadas
actividades, puede ser sinónimo de disrupción o entrañar alguna novedad.
Aún
con mi cucurucho, me senté en un banco a la sombra y me puse a pensar en
algunas noticias que había leído en mis medios habituales relacionados con el
mundo de los negocios en el deporte. Noticias que quizás se quedan cortas como
para llamarlas disruptivas, pero que aspiran a ser modelos de negocio y que me
resultaron interesantes. Las comparto a continuación:
Padel Galis patenta una pista de pádel multideporte
Al parecer, alguien que compre esta pista, sólo con un móvil que tiene instalada una app -y en tan solo 30 segundos-, podría convertirla en una de baloncesto, fútbol sala, hockey, vóley-playa, bádminton o tenis-playa.
La noticia, aquí.
Pro Evolution Soccer evoluciona hacia el ‘free-to-play’
El antiguo PES de Konami (y antiquísimo Winning Eleven -qué tiempos aquellos-), ahora se llamará eFootball. Imagino que ya cansado de vivir a la sombra del FIFA de EA Sports, ha cambiado su manera de abordar el mercado y ya no venderá su título anualmente, como lo sigue haciendo su principal competidor.
En contraposición,
adoptará el modo free-to-play, que será accesible en casi todas las
consolas, PC y móviles, y espera facturar a través de la opción de comprar
determinadas formas de juego o equipos, como otros juegos freemium.
Esto no ha sentado bien a
los fans del juego, pero la compañía adopta otro camino para intentar competir
de una manera distinta, desmarcándose de lo que venía haciendo hasta ahora.
¿Sacará algo positivo de todo esto? Ya lo veremos, pero mientras tanto me sirve
como ejemplo.
La noticia, aquí.
Decathlon amplía su ecosistema deportivo en España con la creación de su marketplace
Sabemos de sobra que Decathlon es uno de los grandes retailers del sector deportivo y que, desde un tiempo a esta parte, incorpora dentro de su oferta productos de otras marcas. De hecho, he de reconocer que me ha sorprendido encontrarme con mis botas de fútbol favoritas, las Adidas Copa Mundial, a un precio bastante inferior a los 150€ que pide la marca alemana en su web.
Pero, a lo que íbamos, lo
que ya se venía viendo en sus tiendas físicas, lo han trasladado a su tienda
online, pero a lo bestia, ya que ha alcanzado un acuerdo con unas 30 marcas de
primer nivel para incorporar unas 25.000 referencias a su catálogo. Si siguen
por este camino, podrían convertirse, como algunos lo llaman, en el “Amazon de
los deportes”.
En el fondo, no han
inventado nada nuevo, pero han decidido apostar por alianzas que les permitan
ampliar su oferta de productos, y su propuesta de valor. Por su parte, las
marcas ganan un nuevo canal de venta con millones de visitas ofreciendo, quién
sabe, productos que no son tan novedosos o de última tecnología, como mis Copa
Mundial.
Aquí el comunicado de la propia empresa.
Verde, omnicanal y experiencial: el ABC de la transformación del gimnasio del futuro
Mi última y favorita reflexión es la que leí en 2Playbook, donde siguen muy de cerca los movimientos en torno a los gimnasios y, en general, a todo lo que sucede en el mundo fitness.
Si hay un sector que se
ha visto perjudicado con la pandemia, han sido los gimnasios. De buenas a
primeras, se han visto en la obligación de reformular su actividad y ya veremos
si su modelo de negocio, apelando a la creación de contenidos para mantener
fidelizados a sus clientes y, de repente, competir con Youtubers y entrenadores
personales especializados en dar sus clases por Skype, Zoom, Teams o similar,
por la atención de sus propios socios o clientes potenciales.
Algunos responsables de
renombradas cadenas de gimnasios afirman que los servicios online no son
monetizables para ellos, pero que aún así deben abarcar ese canal, para no
perder a sus socios cuando están en casa. De hecho, algunos opinan que no sólo
deben ofrecer servicios de entrenamiento, sino que también aquéllos que tienen
que ver con la salud y la nutrición. ¿Cómo competir si no con empresas como
Pelotón, especializadas en el entrenamiento doméstico, que es algo a lo que nos
hemos tenido que acostumbrar a la fuerza? Empresas que, por cierto, están
duplicando y triplicando sus facturaciones, atrayendo capitales de fondos que
antes financiaban aperturas de gimnasios.
Pero no todas son malas
noticias para los gimnasios y, como dicen, “a río revuelto, ganancia de
pescadores”, así que los gimnasios también han tenido que pensar en nuevas
maneras de competir en el nuevo escenario en el que estamos ahora. Un ejemplo
son las clases al aire libre, sea en sus propias instalaciones o, incluso,
haciendo uso de espacios públicos, quedan con sus socios para hacer deporte en
espacios abiertos. Y otro, mi favorito, es aprovechar la otra clara tendencia
pandémica (y post pandémica), como el teletrabajo, para instalar espacios de
coworking y ofrecer a la gente la posibilidad de no tener que trasladarse desde
la “oficina” al gimnasio.
Si os interesa este tema, os recomiendo mucho esta lectura.
En
fin, no sé si esta vez se ha hecho honor a la disrupción que esta columna
presupone, pero si yo encontré bienestar en aquel domingo en el que no conseguí
nada de lo que salí a buscar, puede que alguien encuentre interés en algunas de
estas 4 noticias, a modo de reflexión.
Casi como una reivindicación de un domingo sin ideas. Casi como un alegato a favor de las pequeñas cosas.
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