Si bien es cierto que los Juegos Paralímpicos son un gran escaparate para el deporte inclusivo, su promoción debe extenderse a cada día del año
SEPTIEMBRE | TAGS: Pilgrim Race by TressisALAPAR, Juegos Paralímpicos
El pasado 5 de
septiembre, Tokio daba por finalizados sus Juegos Paralímpicos de 2020 con una
ceremonia que, a pesar de todos los condicionantes que envolvieron la
celebración causados por la pandemia, logró ser extremadamente emotiva.
Terminaban así dos semanas
de esfuerzo, superación y lágrimas, reflejados en unos atletas que no lo han
tenido nada fácil en su camino hasta aquí. Y es que no estamos dando ninguna
exclusiva al recordar que, en términos de equiparación, el deporte inclusivo
aún está por debajo de lo que se merece.
Y eso que han sido, según ha confirmado el Comité Paralímpico
Internacional uno de los que más cobertura han tenido de la historia, siendo
cubiertos por más de 150 emisoras de televisión, radio y páginas webs en 177
territorios.
Uno de esos medios ha sido la española agencia EFE, representada por David Ramiro, quien, en Tokio, cubrió sus cuartos Juegos Paralímpicos (Río 2016, PyeongChang 2018 y Tokio 2021 de manera presencial y Sochi 2014 desde la redacción). Un evento al que tiene mucho cariño y que considera, puede estar al nivel de los Juegos Olímpicos en casi todos los aspectos.
“Los Juegos
Paralímpicos son el mayor exponente del deporte internacional de personas con
discapacidad. A mi juicio, podemos decir que es el deporte con mayúsculas
porque, en su caso, hablamos de personas con una capacidad de esfuerzo y
superación mayor que el resto”, afirma.
Ramiro recuerda que
estos deportistas, “aparte de su talento y esfuerzo para triunfar en la propia
actividad deportiva, han tenido que superar una situación adversa relacionada
con su discapacidad, ya sea intelectual, física, visual o de parálisis cerebral”.
Un hecho que hace que,
según reconoce, en los Juegos Paralímpicos salga “a relucir la faceta más
humana de los deportistas, con historias asombrosas que son dignas de elogio.
Por ejemplo, podemos encontrar un nadador sin brazos y sin piernas, un tenista
de mesa que sostiene la pala con la boca para jugar o un corredor ciego al que
acompaña un guía sobre la pista”.
En este sentido, Teresa Silva, Presidenta de la Fundación También, nos cuenta que para ella “es una gran emoción ver a personas con estas circunstancias superándose a sí mismos de tal manera, porque llegas a la conclusión de que con esfuerzo, ganas y trabajo, nada es imposible en la vida.
“Los JJOO te muestra hasta dónde es capaz de llegar el ser
humano, pero creo que es más emocionante ver cómo gente que ha perdido ciertas
facultades, son capaces de superarse a ellos mismo y alcanzar unas metas que se
podría pensar que eran inimaginables”, añade.
Y es que, como dice David López Pachón, Chief Innovation, Commercial & Marketing Officer en ILUNION Hotels (una de las empresas que más apuesta por la inclusión, en el deporte y en todos los ámbitos de la vida), “la capacidad de ilusionar, de imaginar de divulgar un mensaje basado en la superación. Un mensaje que cala en cualquier persona haciéndonos entender que no existen ningún tipo de barreras más allá de las que nosotros mismos nos ponemos en nuestra mente”.
Un apoyo creciente
El propio periodista
de EFE nos confirma que, aunque quedan pasos por dar, el apoyo, tanto mediático
como institucional para dar visibilidad a estos deportistas es mayor, “y de
unos Juegos a otros se va notando la diferencia”.
Un aspecto importante
para lograrlo es que las audiencias televisivas son cada vez mayores “porque la
capacidad que demuestran estos deportistas les hace, en muchos casos, igualar
las gestas de los olímpicos, con el añadido de mayor espíritu de superación”,
señala Ramiro.
“Además, y esto es
importante, está casi erradicado ese estigma que antes llevaba a pensar a la
gente ‘mira, pobrecitos, con lo que tienen y haciendo deporte’. Ahora se habla
de su capacidad deportiva y, aunque cada uno tiene una historia de superación
detrás, se habla más de deporte que de otras cosas”, asegura.
Como decíamos el apoyo
no solo viene desde las radios, periódicos o agencias, sino que cada vez está
creciendo más tanto por parte de las administraciones como desde el sector
privado. Tal y como nos cuenta el correspondal, “han
contribuido desde varios frentes. Por un lado, las federaciones deportivas
(FEDDF, FEDPC, FEDC o FEDDI) y por otro la integración de muchos deportes en
federaciones de personas sin discapacidad (Real Federación Española de Ciclismo
o Federación Española de Triatlón). Todo aglutinado bajo el paraguas, cada
cuatro años para los Juegos, por el Comité Paralímpico Español, que a su vez
desarrolla programas de promesas con empresas privadas como AXA en natación,
Liberty en atletismo o Cofidis en ciclismo”.
Pese a todo, Teresa Silva considera
que, en cuanto a visibilidad, ha echado en falta una cobertura mayor. “Ha
habido muchos medios especializados que no se han hecho eco de medallas de oro
ganadas por deportistas españoles. Y creo que, en el caso particular de España,
deberíamos crear una sociedad de orgullo y agradecimiento hacia esos
deportistas por encumbrarnos a lo más alto, que no debería pasar desapercibido.
Hemos mejorado, pero queda mucho por recorrer”.
La importancia de la concienciación social
Por otro lado, la
concienciación social, cada vez mayor, está influyendo mucho en la sociedad
para que la igualdad sea poco a poco más plena, aunque aún queda mucho.
En este sentido, David
Ramiro cree que, a nivel institucional” no parece lejos la igualdad económica
de recursos”. De hecho, para los Juegos Paralímpicos de Tokio, se aprobó una
subida de los premios económicos por cada medalla, situándolos en más del doble
respecto a Río, “siendo además la primera vez en la historia que los premios
los cofinanciaba el Consejo Superior de Deportes, puesto que antes los asumía
íntegramente el CPE”, nos cuenta David.
Aun así, los olímpicos
siguen cobrando mayores cuantías por medallas. Veamos como ejemplo los premios
en la categoría individual, estando valorados en los JJOO el oro en 94.000
euros, la plata en 48.000 y el bronce en 30.000. A los paralímpicos, en cambio,
se les compensa con 70.000 euros (por 30.000 en los Juegos de Río), la de plata
con 35.000 (15.000 en 2016) y el bronce con 21.000 euros (9.000 en Río).
En este sentido, desde
el Comité Paralímpico Español esperan que para París 2024 el importe de las
cuantías entre olímpicos y paralímpicos sea igual, amparándose en el compromiso
del Gobierno de igualar el dinero, aunque desde el CSD no han establecido un
plazo concreto para llevarlo a cabo. Por otro lado, como atestigua Ramiro, “a
nivel deportivo desde hace años los deportistas paralímpicos tienen acceso a
los Centros de Alto Rendimiento para entrenar en sus instalaciones y llevar la
misma rutina de trabajo que los olímpicos”.
Más lejana parece,
explica Ramiro, la igualdad real a nivel social, “puesto que aún hay muchas
barreras por derribar y la sociedad sigue siendo, en muchas ocasiones,
intolerante con personas que padecen una discapacidad”.
Uno de los aspectos
sobre los que pone el punto es que, a nivel mediático, es cierto que los Juegos
Paralímpicos como tal “tienen una visibilidad muy grande, también amplificada
por las redes sociales”, pero lo que hay que conseguir es “que esa visibilidad
sea continua y uniforme a lo largo del tiempo y de los años que no son de
Juegos, porque siempre hay competiciones de categorías inferiores, Campeonatos
de España, Europeos y Mundiales de todas las disciplinas y muchas veces la
cobertura es escasa o casi nula”.
Otro hecho que David Ramiro cree
puede ser diferencial es el fomento del deporte de personas con discapacidad en
colegios y centros educativos, el cuál opina “podría ser mayor, sobre todo a
nivel de difusión y concienciación para que se sigan dando pasos hacía la
igualdad”.
Una visión compartida por Teresa Silva, quien, a través de
la mencionada Fundación También, orientan precisamente sus esfuerzos con este
objetivo.
“Visitamos todos los colegios que te puedas imaginar de España,
para llevar el deporte adaptado. Acompañados de deportistas de elite,
paralímpicos o no, para que cuenten su historia personal. También llevamos
material adaptado para que lo prueben, y vean cómo se pueden hacer cosas,
aunque tengas una discapacidad, si cuentas con el material”, nos cuenta Silva.
Desde dicha fundación también se apuesta por las charlas,
además de funcionar como “cantera del Comité Paralímpico Español, porque somos
hacedores de sueños. Hay gente que llega al deporte, empieza a practicarlo, le
gusta, y te tienes que volcar con ellos para que conozcan la competición y
luego den el salto al Comité Paralímpico”.
Volviendo al tema de la difusión, la Presidenta de la
Fundación También cree que “lo más importante es educación y concienciación”.
Porque, considera, “si la gente no sabe lo que son unos Juegos Paralímpicos, o
a los discapacitados los llama minusválidos, es que nos queda mucho camino por
andar”. Un aprendizaje que nos valdría, en su opinión, para conocer mejor el
deporte inclusivo, y que al ser tan “emocionante ver a una persona con
discapacidad competir, se igualaría totalmente al interés que pueden despertar
unos JJOO”.
Pide, en definitiva, concienciar a la gente de que haber
sufrido un accidente o tener algún tipo de discapacidad de nacimiento, “no
impide que sean capaces de competir, representar a tu país o llegar a lo más
alto y conseguir medallas”.
El compromiso de ZERTIOR
Precisamente junto a la Fundación También hemos desarrollado algunos eventos pensados para incentivar e impulsar el deporte adaptado, tales como el irrepetible concierto en los Teatros del Canal de Madrid, en el que el mítico grupo Los Secretos y el violinista Ara Malikian actuaron juntos en beneficio de los proyectos de dicha Fundación, o nuestro patrocinio en varias ediciones de la Carrera Popular Madrid También Solidario.
Y es que uno de nuestros compromisos es que esa igualdad de la que hemos hablado sea efectiva, algo que es perfectamente posible tal y como hemos visto en todas las ediciones de la Pilgrim Race by TressisALAPAR, prueba de MTB en la que han participado algunos de los mejores deportistas de esta disciplina, como Iván Coca o Raquel Lisbona, codo con codo y de forma pareja a otros ciclistas que, pese a sus capacidades diferentes, lograron cruzar cada una de las metas de las siete etapas y llegar, sobre dos ruedas, a la Plaza del Obradoiro en Santiago de Compostela.
Porque “nuestra Pilgrim”, como dice David López, “es una lección de vida, que nos permite entender que cualquier persona, por muy grande que sea su dificultad, es capaz de superar todo tipo de obstáculos, en equipo”. Y ese equipo, ahora, tiene que estar formado por toda la sociedad.
Photo by Tirza van Dijk on Unsplash