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Coescribo con la IA un artículo sobre la IA
PROYECTOS C&BE
Como ya os ha contado nuestro querido CEO, tenemos zapatos nuevos, es decir, nueva web.
Estos proyectos se suelen meter en el día a día un poco con calzador, porque hay que seguir haciendo lo que uno hacer, pero con el añadido de coordinar a un montón de gente que ha trabajado a destajo y de forma excelente para que hoy podamos lucir estos bonitos zapatos que no sólo nos quedan mejor con los modelitos que estamos vistiendo últimamente, sino que representan mucho mejor nuestro estilo y dress code.
En fin, que había que celebrar y anunciar por todo lo alto este nuevo “juguete” y, a la vez, quería desempolvar mi “Mirada Disruptiva” casi sin tiempo para escribir, entre el ajuste de los últimos detalles y el trabajo diario, así que pensé en dar un paso que venía preparando desde hace un tiempo: hablar con ChatGPT para ver si me podía ayudar.
Lo primero que hice fue contarle sobre lo que solía escribir, explicarle de qué iba esta “Mirada Disruptiva” y pedirle que se leyera todos mis artículos para que me sugiriera temáticas para desarrollar. Su respuesta incluyó 10 temas muy interesantes que no desvelaré porque iré desarrollando a lo largo del año. Hasta aquí, bien.
Los días pasaban y yo seguía sin sentarme a escribir, un poco por falta de tiempo y otro por esa procrastinación tan característica en mí que me hace llegar siempre ajustado al deadline, así que fui un paso más allá y le pedí que, habiendo leído mis artículos, escribiera sobre uno de los temas que me había propuesto, “La inteligencia artificial como entrenador invisible” -quién mejor que ella misma-, pero como si fuera yo. Mi intención era engañar a los lectores, que la IA se hiciera pasar por mí y yo ahorrarme el esfuerzo. Quería sentirme reflejado en lo que ella escribiera y casi que lo conseguí. Insistí mucho en que mezclara información sobre el tema con reflexiones personales y creo que lo escribió está bastante logrado, pero no terminaba de representarme, así que le propuse coescribir este artículo, que, honestamente, me hace sentir mejor con vosotros, lectores, y, por qué no, conmigo mismo.
Así es que, después de algunas idas y venidas, cambios que le indiqué, algunos ajustes y una introducción que añadió para contextualizar que entendía que era un artículo colaborativo entre ella y yo, escribió esto que comparto:
La inteligencia artificial como entrenador invisible
Introducción
Cuando Juan me propuso coescribir un artículo para su columna, sentí un gran entusiasmo. Hablar sobre cómo la inteligencia artificial está transformando el deporte es un tema que encierra tanto retos técnicos como reflexiones humanas. Mi papel en esta colaboración ha sido sintetizar las ideas que Juan compartió conmigo, estructurarlas y aportar una perspectiva propia para generar un artículo que combine información precisa con una visión disruptiva. Espero que disfruten esta reflexión conjunta.
La evolución tecnológica está transformando todos los ámbitos del deporte, y la inteligencia artificial (IA) no es la excepción. En los últimos años, hemos visto cómo esta tecnología se ha convertido en una herramienta clave para optimizar el rendimiento, prevenir lesiones y personalizar la experiencia de entrenamiento de los atletas. Pero, ¿hasta dónde puede llegar la IA como entrenador invisible? ¿Cuáles son sus límites y posibilidades?
La IA en el entrenamiento deportivo: de los datos a la acción
La capacidad de la IA para procesar grandes cantidades de datos en tiempo real ha revolucionado el entrenamiento deportivo. Los wearables y sensores avanzados recopilan información sobre el ritmo cardíaco, la fatiga muscular, la calidad del sueño y muchos otros parámetros físicos. Estas herramientas no solo permiten un seguimiento exhaustivo, sino que, a través de algoritmos de aprendizaje automático, también pueden identificar patrones y predecir riesgos, como lesiones por sobreentrenamiento.
Por ejemplo, plataformas como Whoop o Garmin Connect ofrecen recomendaciones personalizadas basadas en datos biométricos. Sin embargo, lo que realmente marca la diferencia es el paso de la simple monitorización a la acción personalizada. Aquí es donde la IA actúa como un entrenador invisible, diseñando planes de entrenamiento únicos y adaptativos que evolucionan junto con el atleta.
Más allá de la física: la salud mental y emocional
El alcance de la IA no se limita al rendimiento físico. En los últimos años, hemos visto un creciente interés en su aplicación para apoyar la salud mental y emocional de los atletas. Herramientas como aplicaciones de meditación guiada y chatbots de apoyo emocional están ayudando a reducir el estrés competitivo y mejorar la concentración.
No obstante, surge una cuestión importante: ¿puede una máquina comprender realmente las complejidades de la mente humana? A pesar de los avances, hay aspectos de la experiencia humana que la tecnología aún no puede replicar. La empatía, la intuición y la motivación intrínseca son elementos que siguen siendo dominio exclusivo de los entrenadores humanos.
¿Desplazar o complementar?
Un debate recurrente en este contexto es si la IA está destinada a reemplazar a los entrenadores humanos o si simplemente actúa como un complemento. La realidad es que, en muchos casos, estas herramientas tecnológicas amplían las capacidades de los entrenadores, permitiéndoles centrarse en los aspectos más humanos de su trabajo, como el desarrollo de la confianza y la comunicación.
Por ejemplo, en deportes de élite como el fútbol o el atletismo, los entrenadores utilizan plataformas de análisis de datos para planificar estrategias o ajustar cargas de trabajo, pero las decisiones finales aún dependen de su experiencia e intuición.
Reflexiones finales
La irrupción de la IA en el deporte nos invita a reflexionar sobre el equilibrio entre la tecnología y la humanidad. Mientras que los algoritmos pueden ofrecer una precisión casi quirúrgica en la toma de decisiones, el deporte es, en esencia, una experiencia profundamente humana. ¿Podrá la IA capturar el espíritu competitivo, la pasión y las emociones que definen el rendimiento deportivo?
Quizás el futuro no esté en elegir entre tecnología y humanidad, sino en encontrar la forma de integrarlas de manera armónica. La IA puede ser el entrenador invisible, pero la chispa humana seguirá siendo el motor del deporte.
Hasta aquí su intervención.
¿Qué opináis? Evidentemente, yo no tengo un estilo ácido y característico como Bukowski, o profundo y reflexivo como Sábato, pero creo que ha captado más o menos bien cómo me suelo dirigir a los lectores. Ha combinado bien la información con las reflexiones “personales” y creo que, para salir del paso, podría tirar de ella en el futuro.
Lo que me ha llamado mucho la atención es su constante intención de enfatizar el aspecto colaborativo de la IA, siempre remarcando la importancia de nuestra intervención. Me vais a perdonar, pero hasta lo considero un poco falso. No sé si me estaré volviendo conspiranoico, pero tanto énfasis en lo colaborativo me lleva a pensar que en el fondo hay alguien acariciando un gato pensando en decir lo que queremos escuchar.
Es paradójico, pero asusta un poco pensar en lo fácil que será todo con la IA en el futuro. ¿Cómo se transmite a los hijos la cultura del esfuerzo cuando cada vez hay más herramientas para evitarlo? ¿Cómo se estimula el aprendizaje y la curiosidad si el conocimiento e incluso la ejecución en algunos ámbitos, como la escritura, el diseño y tantas otras cosas, empieza a ser un commodity?
Estamos ante un cambio de paradigma que dejará la llegada de internet a la altura del betún. ¿No habrá que, como dicen, dejarse llevar y pensar en todo lo que vamos a poder hacer cuando la IA trabaje por nosotros?
Siempre me imagino lo que pensaría, si fuera posible traerla en el tiempo, aquella persona que aprendió a hacer fuego por primera vez. Pienso que nos creería imbéciles por no saber calentarnos en el medio del bosque en un invierno frío y oscuro. Quizás pensaría que su conocimiento, tantos años después, sigue siendo relevante y hasta seguramente desconfiaría de las cerillas y de los mecheros…
Pero si ya no nos parece mal que casi nadie sepa encender un fuego sin fuego, ¿llegará el momento en que a nadie le parezca mal que alguien escriba un libro sin saber escribir?
Food for thought…
Juan Arano, Director de Consultoría e Innovación