Nos tomamos un café con María San Gil, una de las figuras políticas más relevantes de los últimos años en España y actualmente Vicepresidenta de la Fundación Villacisneros
NOVIEMBRE | TAGS: Entrevistas, María San Gil
Nos tomamos un café con María San Gil, una de las figuras políticas más relevantes de los últimos años en España y actualmente Vicepresidenta de la Fundación Villacisneros
En primer lugar, ¿quién es María San Gil?
Una persona, como muchas que, por circunstancias especiales (vivir en el País Vasco y trabajar con Gregorio Ordóñez), en un momento dado di el salto a la vida pública para defender la libertad y la derrota del terrorismo.
Fuera ya de la política propiamente dicha, ¿cómo es la vida de María San Gil hoy?
Sigo volcada en mi familia, aunque mis hijos ya son mayores y me necesitan mucho menos. Esto hace que pueda dedicarle más tiempo a mi trabajo en la Fundación Villacisneros. Vivo en San Sebastián, que es una ciudad con una magnífica calidad de vida y, desde que vivo sin escolta, disfruto de ella mucho más.
¿Qué significa para ti el País Vasco y, en concreto, San Sebastián?
San Sebastián es el paradigma de esta sociedad: una ciudad preciosa en la que, a pesar de haber sido asesinadas más de cien personas, ha permanecido inalterable. Casi nada en sus calles y plazas hace sospechar el horror que aquí hemos vivido durante 50 años.
Resulta imposible no preguntarte por la situación política y social actual de España. ¿Cuál es tu reflexión?
España está en uno de sus peores momentos políticos, tenemos un gobierno conformado por comunistas, independentistas y proetarras que forman un Frente Popular con el claro objetivo de destruir la Nación española y todo lo que ella representa. Sin embargo, lo que más lamento -porque eso sí depende de nosotros- es que no se haya forjado aún una alternativa en la derecha española; creo que es imprescindible que se ofrezca a la sociedad un proyecto cultural, de bases ideológicas, que sustente a un futuro gobierno alternativo al que tenemos ahora. Tanto PP como VOX tienen la responsabilidad histórica de ponerse de acuerdo en lo que les une (que es mucho) y concurrir juntos a las elecciones ofreciendo esa tan necesaria alternativa.
Todos nos hemos maravillado y sobrecogido con la exposición sobre Gregorio Ordóñez, actualmente en Madrid. 25 años después de su asesinato, ¿qué ha dejado “Goyo” en María para siempre?
Tuve la inmensa suerte de trabajar codo a codo con Gregorio durante 4 años y aprendí muchísimo de él. Sobre todo, aprendí lo mejor de la política, el servicio público, el trabajo, la dedicación y la entrega a unos principios, por encima de lo políticamente correcto, de encuestas o de tendencias puntuales. Gregorio era un hombre valiente, que se enfrentó al nacionalismo y al terrorismo sin complejos, que creía en lo que hacía y hacía lo que creía que tenía que hacer, con un profundo sentimiento de servicio público. Hoy, más que nunca, se le echa mucho en falta.
¿Por qué la Fundación Villacisneros? ¿Cómo surge tu vínculo con la Fundación?
Iñigo Gómez-Pineda, presidente de la Fundación, me llamó un día para conocerme. Yo había dejado la política y me estaba “reinventando” profesionalmente, no fue fácil, trabajar en el País Vasco era impensable (¡quién iba a contratarme y además con escolta!). Así que para mí fue un regalo que Iñigo quisiera contar conmigo en la Fundación, aunque eso supusiera tener que desplazarme algunos días entre semana a Madrid.
¿Cómo resumirías la labor de la Fundación Villacisneros?
La Fundación Villacisneros es la voz de la sociedad civil en la España de hoy, no digo que sea la única, pero es una de las voces más importantes. La labor que realiza en recuerdo de las víctimas del terrorismo, intentando recuperar su Memoria, tratando de deslegitimar la ideología nacionalista que está en el origen de Eta, es absolutamente imprescindible. Tanto más cuanto que los sucesivos gobiernos han arrinconados sus exigencias, o incluso, como ahora, el actual gobierno de Sánchez legitima a los herederos de Eta, dándoles un papel protagonista en la (des)gobernabilidad de España. Además de todo esto, intentamos dar cauce a la alternativa cultural, organizando charlas, foros, debates, tertulias, editando libros y produciendo vídeos. La historia de España es para nosotros esencial y queremos contribuir a su conocimiento para, de esa manera, ayudar a que los españoles nos sintamos orgullosos de serlo. Nos preocupa también la Educación, la libertad de los padres, la educación especial y la formación de nuestros jóvenes que serán quienes en un futuro lideren nuestro país. Como bien dice nuestro lema: “Hechos, no palabras”. Nosotros actuamos para tratar de mejorar nuestra sociedad.
“ETA, 50 años de terrorismo nacionalista” es el último libro editado por la Fundación Villacisneros, junto con el CEU. ¿Qué podemos encontrar en ese libro?
Algo fundamental: la verdad. Desde que Eta no mata (pero no está derrotada), algunos quieren que se asuma un relato que no es una realidad histórica, sino una historia manipulada y tergiversada que interesa a nacionalistas y terroristas para hacer tábula rasa y olvidar la historia veraz y real de lo que hemos vivido durante 50 años de terrorismo nacionalista. Una versión que legitima el terrorismo disfrazándolo de conflicto político entre dos bandos enfrentados. Este libro, en el que 24 personas que han vivido muy de cerca esta realidad colaboran con sus escritos, nos ayuda a conocer de primera mano la realidad de los últimos 50 años de la historia del terrorismo nacionalista en España. Es un libro importante e imprescindible que hay que leer para entender nuestro pasado más reciente.
¿Qué es lo que más añoras de aquella vida en el primer plano político? ¿Lo que menos?
Añoro pocas cosas, me siento muy privilegiada por haber podido defender aquello en lo que yo creía y por haber tenido la posibilidad de trabajar para mejorar la sociedad en la que vivimos, aunque fueron años durísimos. La primera línea en política es muy exigente y supone una enorme responsabilidad. Lo que sí tengo claro es que no echo nada de menos la exposición pública y la falta de privacidad, ser anónimo es un lujo que los políticos no pueden permitirse.
¿Cómo surge la relación entre la Fundación Villacisneros y Zertior? ¿Qué balance haces de estos primeros meses de colaboración?
La relación entre la Fundación Villacisneros y Zertior fue, como suele ocurrir a menudo, fruto de la casualidad. Tenemos el proyecto (que verá la luz algún día) de organizar un concierto en favor de las Víctimas del Terrorismo y un amigo nos presentó a Raúl Respaldiza, Zertior, como empresa de comunicación para que nos ayudara en su organización. Yo creo que el “flechazo” fue inmediato. Desde entonces, hemos seguido en contacto, son ya Amigos de la Fundación y ahora son también nuestra empresa de comunicación. Su trabajo con la Fundación está siendo fundamental. Nos están ayudando a “modernizarnos”, a preocuparnos más de nuestra imagen, a ser más eficaces en nuestras comunicaciones. Nos han obligado a repensarnos, no en el fondo, pero sí en la forma, y ese replanteamiento nos motiva y nos impulsa a seguir mejorando.
¿Cuáles son los próximos retos de María San Gil?
Mis retos son muy sencillos, espero seguir siendo, junto con la Fundación Villacisneros, útil para España.
¿Dónde se ve María San Gil dentro de diez años? ¿Y a España?
Siendo realista, el futuro de España lo veo con preocupación y pesimismo, pero la labor de la Fundación Villacisneros, ser un acicate para la sociedad civil, es una brizna de esperanza.