No diga eSports, diga startups

Según la RAE, innovación es la “creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado”, y según pone en mi tarjeta personal, es lo que hago en Zertior, así que me he decidido a participar en nuestra querida ZertNews como columnista hablando de eso, de INNOVACIÓN. Quién me lo iba a decir cuando en mis años de estudiante participaba como ayudante de cátedra en la asignatura “Creatividad e innovación tecnológica”, en la Facultad de Ingeniería Industrial de la Universidad Nacional de La Plata…

Por formación (o deformación) profesional, me centraré en el mercado del deporte, la música, los eventos, los eSports; el entretenimiento en general. Al ser una columna mensual, no intentaré sorprenderos con las últimas novedades del sector, pero sí en encontrar un enfoque diferente, disruptivo, sobre los temas que vayan surgiendo. ?

En mi estreno voy a abordar un tema que ha dejado de ser tendencia desde hace tiempo, pero que mantiene un crecimiento de dos cifras año tras año en varios de sus principales KPIs. Sí, estoy hablando de los eSports.

Esta semana la empecé leyendo esta entrevista a Jorge Schnura en 2Playbook, que fue el cofundador y presidente de Mad Lions, y que ahora es Vicepresidente y codueño de OverActive Media Group -grupo canadiense dedicado a los eSports que compró el mencionado equipo de Madrid-. En ella, además de otras muchas cosas interesantes, Jorge decía “Cada día tenemos oportunidades de negocio en las que invertir, y hay que afrontarlas mirando crecer a medio plazo, asumiendo el riesgo. […] Centrarse en la rentabilidad en el momento actual es un riesgo mayor, porque los que ahora están invirtiendo y sacrificando la rentabilidad te dejarán atrás en unos años y no por ello dejarán de ser sostenibles en la actualidad”.

Esto explica todos los movimientos que estamos viendo en el sector, en los que se evidencia cómo muchos fondos de inversión e inversores a título particular, dentro de los cuales se encuentran varios futbolistas, no se meten en este mundo por la rentabilidad actual, sino por el volumen de audiencias que mueve y, sobre todo, por las que moverá en un futuro no tan lejano. Y si no, echad un vistazo a las previsiones que Newzoo hace sobre éstas:

En estas épocas en las que las nuevas generaciones están siendo usadas como justificación de grandes proyectos como la Superliga, porque parece que la Generación Z (y la Alpha) no consume ni va a consumir el fútbol tal y como lo conocemos, los eSports y las nuevas (en realidad, no tan nuevas) plataformas de streaming, son los nuevos teatros del espectáculo, los nuevos estadios a los que asisten y asistirán los más jóvenes cuando tengan su dinero y ya no lo sean tanto, y ahí es donde parece que hay que estar y donde se centran varios de los esfuerzos de estos ‘private equities’.

Los clubes de eSports son las nuevas startups, por lo que serán considerados más por la fricción que tengan en el mercado, por su masa social, y por el buen hacer y la experiencia de su equipo gestor, más que por su rentabilidad a corto plazo. Algo parecido a lo que pasó con Wallapop, ¿no?

Sea como sea, y como ferviente admirador y seguidor del fenómeno más que como aficionado o entusiasta de este sector, yo sigo evangelizando a diestro y siniestro a mi entorno sobre las bondades que tienen los eSports, aunque debo reconocer que, como padre, aún me trastoca ver a mi hijo de 11 años dedicar sus horas a jugar aislado del mundo. Bueno, de mi mundo. En este sentido, me ha venido muy bien una reunión que hemos mantenido en Zertior esta misma semana con uno de los mejores jugadores de Fortnite que hay en la actualidad (y gran influencer) y con su padre, con quien empaticé -y de qué manera- cuando su hijo en un momento le soltó un “y acuérdate de las broncas que me echabas por estar todo el día jugando”. En fin…