La industria de la bici se dispara tras la pandemia
Analizamos, junto a varios expertos, el porqué del auge de la bicicleta y el escenario que debemos esperar para los próximos meses
JUNIO | TAGS: Bicicleta, Bici
Es muy probable que,
si has ido recientemente a comprar una bicicleta, te hayas encontrado con esta
respuesta: “no hay stock”. Una situación impensable hace solo unos meses, pero
que se ha convertido en habitual durante y después de la pandemia por
coronavirus. Porque si bien la Covid-19 ha sido nefasta para la inmensa
mayoría de los sectores e industrias, no lo ha sido tanto para la de la bici.
O, al menos, para una parte de ella.
Solo hace falta
atender a los datos que publica un informe publicado recientemente por la Asociación
de Marcas y Bicicletas de España (AMBE) y Cofidis. El titular es demoledor:
en 2020 se produjo un récord histórico con la venta de 1.565.233 millones de
bicicletas, un 24,1% más que en el año anterior. En otras palabras, en el
año del coronavirus se vendieron 300.000 bicicletas más que en 2019, y que
significaron un incremento en la facturación del sector de 2.607 millones de
euros, un 39,9% más que doce meses antes.
Un boom de la industria en toda regla, que nos confirma Javier Fernández Alba, Director de entrenamientociclismo.com y, hasta 2019, Presidente y Director Técnico de la Federación Madrileña de Ciclismo. “La industria de la bicicleta en todo su contexto está al alza”, nos cuenta Alba. “Desde las grandes fábricas, que están desbordadas y no tienen bicicletas para dar servicio a tanta demanda, a las grandes empresas de componente como Shimano, pasando por aquellos servicios colaterales como entrenamiento, biomecánica o pruebas de esfuerzo que proporcionamos nosotros”.
Una expansión que está atrayendo a cada vez más público, con
perfiles muy distintos a los de la época pre-Covid. “Nos estamos encontrando
con un perfil de ciclista que antes no teníamos. Antes estaban muy
profesionalizados y ahora nos está llegando un público más “generalista”.
Esto implicará por tanto un crecimiento del ciclismo en su contexto; cada vez
habrá más pruebas porque cada vez habrá más demanda”.
El “efecto secundario” de la Covid
Miguel Silvestre es una de las caras más conocidas en los eventos ciclistas, además de ser el Director Deportivo de la Pilgrim Race by TressisALAPAR. Y, “tirando” de su experiencia en el mundo de los pedales, nos establece un paralelismo con la situación actual y la generada tras la crisis de hace más de una década.
“Hubo un boom de la bicicleta en 2008”, resalta, “que
coincidió con la crisis de ese año y lo ha vuelto a haber ahora, pero el
resultado será distinto en cada caso”. Para Silvestre, en aquella primera
crisis la bici se convirtió en una especie de “refugio”, implicando un aumento
de la actividad deportiva que se tradujo, a su vez, en la apertura de muchas
tiendas especializadas y en la creación de eventos de esta índole. Por tanto, y
a diferencia de lo que está sucediendo en la actualidad, la producción sí que
fue capaz de asumir la demanda.
Sin embargo, en 2021, el boom no solo ha sido
exagerado, sino que ha implicado “un cambio de estilo de vida”. Así lo
cree el Director Deportivo de la Pilgrim, quien recuerda que “la crisis
de 2008 fue económica, pero ésta, además de ello, lo ha sido también de preferencias
vitales y nos ha hecho preguntarnos qué queremos cambiar. Por eso este despegue
de la industria de la bicicleta será más duradero, ya que implica alteración de
la concepción personal del que la bici formará parte”.
Y es que, como apunta Silvestre, la bici no es solo para
competir. “Puede ser nuestro medio de transporte, de viaje, para hacer deporte
o simplemente para el ocio”. En este sentido, este nuevo paradigma irá mucho
más allá, implicando “reformas más amplias, como un cambio en la concepción
de las ciudades, que serán más accesibles para el mundo de la bici; también
en la forma de concebir el ocio y el turismo, con muchas personas que empezarán
a optar por zonas vacacionales donde pueda practicar este deporte; y, por
supuesto, más gente se acercará al mundo de la bici y empezará a practicar
deporte”.
Este cambio de estilo de vida también es compartido por
Fernández Alba, quien considera que, a raíz de la pandemia, la gente empezó a
pensar… ¿cómo puedo moverme? Y ahí estaba el mundo de la bici, en forma de
rodillo o estática, durante el confinamiento. “La gente ha empezado a tomar
conciencia de su salud, entrenándose y cuidando la nutrición. Lo vemos
también con el auge de la demanda en la suplementación, con productos que
refuerzan el sistema inmunológico. La gente se está documentando y se está
cuidando cada día más”, señala el ex Presidente de la FMC.
Un gasto que renta
Tampoco es ningún secreto que las bicicletas de última
generación no son baratas. Según el informe que señalábamos al inicio, cada
vez destinamos más dinero a la compra de este vehículo, concretamente 856
euros, un 21,7% más que en 2019. Un incremento, cabe señalar, explicable por la
mayor demanda de bicicletas eléctricas (2.648 euros de media), que
experimentaron un aumento del 48,9% respecto al año anterior y ya suponen el
13,9% del mercado total.
Sea como fuere, y como nos comenta Alba, esta tendencia muy
probablemente se mantendrá en el futuro. “Como la bici engancha mucho, toda esa
gente que se inició con una bici más barata, va optando por opciones más caras
o mejorando sus componentes. También va apuntándose a eventos y, al final, hace
que todo crezca de manera exponencial. Solo hay que salir al campo o a las
calles para comprobarlo”.
Porque, aunque los usuarios saben que esta afición, modo de
vida o como prefiramos llamarlo, supone un coste importante a fin de mes, compensa.
Javier Fernández lo tiene muy claro: “les reporta tanto, que no les importa.
Veo a gente, que para nada es millonaria, que se gasta mucho dinero en una
bici, que luego se apunta a un evento como puede ser la Pilgrim, que contratan
a un entrenador… Gastos que suman. Pero al final lo que dicen es que es su ‘vicio’,
y que, en vez de gastarlo en un bar, un restaurante, o en un reloj caro, lo
hacen en la bici”.
Considera que “la gente está priorizando sus gastos en su
salud, su bienestar y, por qué no decirlo, en un deporte muy exigente que
les permite marcarse unos retos y ser capaces de superar algo que veían como
imposible pero que, con entrenamiento, buena alimentación… pueden hacerlo
posible y que se lo marcan como una gran meta”.
Una línea que sigue Miguel Silvestre, quien se muestra
convencido de que, “al ser una crisis que también tiene que ver con el estilo
de vida, no afectará a la bici, ya que, aunque tengan un precio elevado,
estamos hablando de que es un lujo accesible, y la gente prefiere dejar,
por ejemplo, de comprar ropa nueva que no necesita, antes de prescindir de la
bici”.
El futuro de las pruebas
La pandemia ha afectado, eso sí, a las competiciones de MTB,
ciclismo de carretera…, que en los últimos años habían proliferado. Y si bien
es obvio que grandes rondas como el Tour de Francia o la Vuelta Ciclista a
España no van a tener problemas en volver a ser lo que eran, cabe preguntarse
cuál es el futuro de otras pruebas con menos ‘caché’ internacional, como podría
ser, por ejemplo, el caso de la Pilgrim Race by TressisALAPAR.
Para Miguel Silvestre, el coronavirus ha supuesto también un
cambio de paradigma en este aspecto, haciendo que el cliente “se vuelva más
exigente: vamos a consumir menos, pero de mayor calidad”. En ese sentido,
Silvestre apunta además al hecho de que cada vez habrá menos pruebas “por las
restricciones medioambientales”. Sin embargo, ello no implicará que haya menos
gente que se apunte, sino todo lo contrario. La razón, la bici eléctrica. “Ha
llegado para quedarse. Con ella, mucha gente que estaba abandonado el deporte
se mantendrá y otros que no lo practicaban, y quizá ni se lo habían planteado,
se animarán”.
Por eso cree que “eventos como la Pilgrim van a crecer,
porque ya no son solo eventos destinados a deportistas profesionales, sino que
están orientados para acercar el mundo de la bicicleta a todo el mundo”.
Además, en el caso concreto de esta prueba por etapas, da más razones concretas
de por qué será atractiva para el gran público. “Por las fechas en las que se
realiza, que es cuando la gente quiere disfrutar de sus vacaciones, y la zona,
la Península Ibérica, que no supone viajes muy largos, es para todo el mundo.
Desde los deportistas profesionales que compiten todo el año y aspiran a ganar
la prueba, hasta aquellos que acaban de iniciarse y quieren hacerlo o con bici
eléctrica o con algún familiar”.
Este optimismo es compartido por Javier Fernández Alba,
quien, tras recordarnos que ha sido “una época muy mala para todas las
pruebas”, considera que el avance en el plan de vacunación y la reducción de la
incidencia de contagios permitirá “que se celebren más pruebas y que los
organizadores de las mismas tengan mayores posibilidades de adaptarse a los
protocolos y coberturas para organizarlas minimizando riesgos”.
Pero hay sobre todo un factor diferencial, y es que, como
subraya Alba, “la gente está deseando participar en este tipo de eventos”.
Lo ve cada día desde su trabajo, confesando que “los deportistas a los que
entrenamos, por un lado, quieren ganar más resistencia, fuerza, estar más
saludables etc., pero sobre todo quieren medirse a sus propios retos. La
Pilgrim, la Titan, la Cape Epic… fascinan a estos deportistas y se los marcan
como retos personales”.
Considera además que las ‘carreras burbuja’ que hemos visto
últimamente no se mantendrán en el tiempo y que “recuperarán el formato que
tenían antes” a medida que vaya avanzando la inmunización colectiva y la gente
pierda el miedo.
Las pruebas desde el otro lado: Los patrocinadores
Otra de las piedras angulares de este tipo de pruebas es, sin
duda, el apoyo de los patrocinadores. Los elevados costes que implican a
nivel organizativo, de infraestructura, recursos humanos… estos eventos hacen
imprescindibles las inyecciones económicas de entidades o empresas que quieran
ligar su nombre a estos proyectos.
Con esta situación de crisis, es inevitable preguntarse si
quienes antes ponían dinero lo seguirán viendo como una inversión rentable.
Miguel Silvestre lo tiene claro. “Sí, sigue siendo atractivo. Es muy
rentable porque estamos hablando de deporte participativo, además de significar
un patrocinio cultural, turístico… y por supuesto deportivo. Este tipo de
pruebas impregna de esos valores a la empresa y viceversa y, al final, esos
valores que las empresas quieren transmitir, suelen ser reflejo de lo que estas
pruebas transmiten: equipo, convivencia, experiencia, sacrificio, esfuerzo… Carreras
como la Pilgrim, en la que pueden participar profesionales, amateurs, personas
con discapacidad… que en el mismo tiempo y espacio practican la misma
disciplina, son muy valiosos”.
Silvestre apunta además un aspecto que debe tenerse muy en
cuenta, y es que este tipo de patrocinios “quedan enriquecidos si además hay
una vivencia por parte de la empresa, ya que se convierten en patrocinios
transformadores. Participan de una experiencia y a ellos también les
aporta, convirtiéndose en una inversión”.
Una reflexión que está muy en línea con lo que nos cuenta por José Miguel Maté, CEO de Tressis SV, empresa que patrocina al equipo ciclista de Tressis A LA PAR y que da el naming a la Pilgrim. En su opinión, esta inversión “ayuda a reforzar y materializar algunos de los valores que llevamos en el ADN de nuestra compañía, como la solidaridad, la responsabilidad social, el trabajo en equipo, el esfuerzo y la humildad”, reflexiona Maté. Por otro lado, considera que “con este patrocinio apoyamos el deporte inclusivo, participando en pruebas consolidadas como la Pilgrim como un equipo más, demostrando que los ciclistas con discapacidad intelectual pueden realizar lo que se propongan”.
Y es que la Pilgrim siempre ha destacado, en cada una de sus
ediciones, por su apuesta por la inclusividad. El propio equipo de
Tressis A LA PAR ya ha participado en dos de ellas, dando una lección a todo el
mundo. Tal y como señala el CEO de Tressis, “en este tipo de pruebas rompemos barreras
y provocamos “un cambio de miradahacia las personas con discapacidad:
lo que se inicia con cierta desconfianza por parte del resto de participantes,
termina con respeto y cariño hacia estos deportistas que a pesar de su
discapacidad compiten en igualdad de condiciones, son los primeros que ayudan
en los momentos difíciles, y por supuesto, participan en las celebraciones. Es
especialmente gratificante ver la relación que se establece con nuestro equipo
a lo largo de las etapas”.
Por todo esto no tiene duda de por qué seguir apostando por
esta prueba que une Madrid con Santiago de Compostela a través de siete etapas:
“La Pilgrim es una prueba que fomenta la competición, el compañerismo y la
convivencia mientras recorres el camino de Santiago. Hacer el Camino con
una organización y soporte como la Pilgrim es un auténtico lujo que te permite
disfrutar de su magia de una manera especial. Conjuga la dureza, siempre tiene
que ser un reto, con momentos de disfrute con todos los participantes”, confiesa
Maté
Bien es cierto que él mismo es un gran entusiasta de la bici, aunque empezó a picarle el gusanillo ”como deporte individual, al participar en triatlón, tratando de compensar el desgaste de las carreras de larga distancia a pie. Pero pronto me pasé a la MTB como parte del equipo Tressis A LA PAR”.
Maté reconoce asimismo que la práctica de este deporte le ha
permitido “encontrar parajes próximos a mi residencia que no habría conocido si
no fuera por la bici”, si bien lo que más le llena es “el equipo”. En
este sentido subraya todas esas sensaciones que solo se pueden lograr con”la
preparación de una prueba concreta, con las sesiones de entrenamiento, la
planificación o la mera motivación, hace que encuentre en la bici enormes
satisfacciones. ¡A pesar de mi torpeza!”.
Encadenando con las impresiones reflejadas al inicio y
refrendadas por Miguel Silvestre y Javier Fernández Alba, cabe señalar que José
Migue Maté también deja claro que “desde hace ya unos años venimos observando
un crecimiento en la práctica del ciclismo, incluso un trasvase de runners que
se pasan a la bicicleta. Como deporte al aire libre, la pandemia no ha hecho
más que potenciar el uso de la bicicleta. Cada vez hay más aficionados,
tanto a la carretera como a la MTB”.
Y, por supuesto, un último mensaje de optimismo: “hay muchas
ganas de volver a participar en pruebas, entre ellas la Pilgrim, ¡que esperamos
poder realizar, por fin, en 2022!”.
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