El tamaño no importa

Resulta difícil encontrar un apoyo mejor que el del fútbol para ejemplificar algo. Por su penetración y porque al final todo el mundo parece entender mejor las cosas cuando se las encuentra un símil o una conexión con el fútbol. Cuestión de eficacia. También, seguramente, de esfuerzo: es más sencillo y ahorra muchas explicaciones.

Este miércoles el Villarreal jugó en Anfield contra el “todopoderoso” -en historia y presupuesto- Liverpool, tras eliminar a los igualmente “todopoderosos” Juventus y Bayern Múnich. Conviene recordar que Villarreal es una ciudad de poco más de 50.000 habitantes. Diría, incluso, que desconocida para muchos ingleses, italianos y alemanes. Hasta ahora, claro. Porque seguro que a italianos y alemanes ya no se les va a olvidar dónde se encuentra la cuna de la cerámica…

En estos años de mi vida profesional ligada al deporte y al entretenimiento he tenido la gran suerte de conocer al Villarreal “por dentro” y a muchas de las personas que ahí trabajan. Fue a raíz del acuerdo que impulsamos y promovimos desde ZERTIOR, y que vinculó al Villarreal, hace ya unos cuantos años, a la compañía china Wanda, al igual que sucedió con el Atlético de Madrid y con el Valencia. Debo decir, más allá de la profesionalidad y el esfuerzo que en todo momento percibía cada vez que entraba en las oficinas del club o que hablaba con alguno de sus ejecutivos y empleados, que lo que más me llamó la atención fue la humildad y la cercanía de todos ellos. Cuando uno es joven (o sea, inexperto) tiende a pensar que la humildad es una cualidad propia de los pequeños. Sin embargo, cuando uno se va ya haciendo mayor -como es mi caso-, se da cuenta de que es exactamente lo contrario, y que la humildad es la cualidad que distingue a los que de verdad son grandes.

Vuelvo a esa economía de esfuerzo que aporta el fútbol cuando se trata de explicar algo. Y es que el Villarreal vuelve a ser el mejor ejemplo para comprender que lo que marca la diferencia entre los pequeños y los grandes no es -paradójicamente, teniendo en cuenta la naturaleza de esos adjetivos- el tamaño, sino la determinación, el coraje, el esfuerzo, las convicciones, los principios… El Villarreal representa todo eso, desde la fidelidad y la lealtad (la palabra favorita en ZERTIOR) a un modelo que es ya referencia en la industria del fútbol.

Cuando hablo de estas cosas, siempre me viene a la mente una de las mejores “campañas” de marca personal que he conocido en los últimos años. La que, sin buscar nada de eso y desde la autenticidad, protagonizó Diego Méntrida con un gesto de caballerosidad y deportividad en una prueba de triatlón en Santander, que dio la vuelta al mundo y que impactó en decenas de millones de personas en los cinco continentes. Un pequeño gesto que convirtió en grande “a los ojos del mundo” a quien en realidad ya lo era.

Dejando de lado el deporte, la famosa expresión, “no vivimos una época de cambios, sino un cambio de época”, parece ya fuera de toda duda. Hoy la transformación digital de nuestra sociedad abre a todos un mundo de inmensas oportunidades, para las que el tamaño ha dejado de ser ya la variable diferencial. No hace falta hacer referencia a los imperios empresariales que han surgido de un garaje o de una idea loca de un “descerebrado”. Es cierto que muchos dicen que ahora es el tiempo -la rapidez- el factor clave que ha reemplazado al tamaño, pero yo sigo pensando en que nada es posible sin la fuerza de la determinación, el coraje, el esfuerzo y esa humildad que nada tiene que ver con la falta de ambición, sino con la manera de entender la vida y el éxito.

La semana próxima el Villarreal se enfrenta de nuevo al Liverpool, esta vez en su estadio. No tiene fácil, desde luego, pasar la eliminatoria. Aunque los Beatles, adelantados siempre a su tiempo, ya llamaron la atención en su momento acerca de ese yellow submarine. Y a mí, la verdad, no sé a vosotros, eso me hace pensar…

Imagine all…  ♪ ♩ ♫

Imagen: Twitter Villarreal CF