

ERIC FRATTINI: CIEN VIDAS EN UNA
Seguro que su cara te sonaba pero desconocías de qué. Entrevistamos a Eric Frattini, una de las personas más interesantes con las que nos hemos sentado
Es complicado encontrarse con gente con tanta experiencia vivida y tantas cosas que contar como Eric Frattini. Así que, sin más introducciones, dejamos que sea el propio Frattini quien nos cuente su increíble trayectoria.

En primer lugar y pregunta obligada… ¿Quién es Eric Frattini?
Un tipo amante de la vida y que ha disfrutado y continúa disfrutando de la vida. Un tipo que se ha hecho a sí mismo. Con 14 años dejé los estudios después de pasar por 7 colegios, con 15 años barría en una fábrica cerca de Madrid, con 16 vendía libros jurídicos, con 17 ya ejercía como periodista en una revista de Santiago Carrillo, con 18 escribía en Mundo Obrero y La Vanguardia de Barcelona, con 22 estaba en plena jungla de Borneo, con 23 recorriendo el norte de Australia en un Land Rover, con 25 estaba cruzando el Pacífico en una balsa de juncos durante 4 meses y 22 días, con 27 era corresponsal del Grupo Prisa en Oriente Medio, con 31 era jefe de la segunda unidad de TV de la ONU y así sin parar hasta hoy. A los 51 decidí dejar de escribir por un tiempo tras 27 ensayos y 4 novelas, y decidí crear TREX, una empresa de expediciones con carácter solidario. Ahora a los 54 he organizado expediciones a medio mundo con mujeres supervivientes de cáncer, con niños que han sufrido bullying, o con niños en riesgo de exclusión social.
Según Wikipedia eres ensayista, novelista, corresponsal en Oriente Medio, periodista, explorador, profesor universitario, analista político, guionista de televisión y conferenciante. ¿Con qué Eric Frattini te quedas?
Todas ellas son Eric Frattini. Todas ellas me han aportado mucho a mi vida y en todas ellas lo he pasado en grande. Tal vez el trabajo de corresponsal de guerra y la de escritor son a los que más tiempo he dedicado. Como corresponsal de guerra he vivido desde 1989 hasta 1997, en la corresponsalía en Líbano y Jerusalén y después en la unidad de televisión de Naciones Unidas, y en 2009 y 2010, destinado en Irak y Afganistán, trabajando para las Fuerzas de la OTAN. Y como escritor, he vivido y muy bien desde 1994 cuando escribí mi primer libro. Por eso si tengo que elegir, sin duda serían las profesiones de escritor y corresponsal de guerra.
27 ensayos y 4 novelas… ¿Qué te motiva a escribir?
Una necesidad de contar cosas que en los periódicos es difícil de contar por motivos de espacio. Además en un medio de comunicación manda la actualidad mientras que un libro me permite hablar de asuntos como Osama bin Laden, la historia de la Cosa Nostra italiana en los Estados Unidos, los documentos secretos del Vaticano, las operaciones de la CIA que violaban la Constitución estadounidense, si Hitler huyó del búnker, o contar la ruta que siguieron 12 criminales de guerra nazis para huir de Europa, como cuento en mi próximo libro, ‘La Huida de las Ratas’ y que saldrá a la venta en la próxima Feria del Libro de Madrid.
¿Has tenido alguna vez problemas con tus libros de investigación?
En el año 2005, tras la salida de un libro sobre la corrupción en la ONU, recibí una amenaza de demanda por parte del ACNUR y de su Alto Comisionado el holandés Ruud Lubbers, al que acusé de haber llevado a cabo un acoso sexual continuado sobre varias funcionarias. Finalmente la demanda no siguió adelante y Lubbers se vio obligado a dimitir. En el año 2012, tras la salida de mi libro ‘Los cuervos del Vaticano’ en Italia, el antiguo director de hospitales vaticanos, Giuseppe Profiti me demandó por haberle acusado de haber tenido relaciones con la ´Ndrangheta, la poderosa mafia calabresa. El juez del Alto Tribunal Superior de Justicia de Roma desestimó la demanda. También en 2013, fui citado por el juez antimafia de Trapani, para ser interrogado por las informaciones aparecidas en un libro mio, sobre una red de blanqueo de capitales del poderoso capo de Cosa Nostra, Matteo Messina Denaro a través del IOR, el banco vaticano.
Hemos visto que te han dado varias condecoraciones y premios. ¿De cuál estás más orgulloso?
Sin duda del Premio Nacional de Investigación Periodística en Italia, por mi trabajo sobre el caso Vatileaks o el Premio Strillaerischia que me dieron en Reggio Calabria por mi trabajo en Afganistán. Este premio lo comparto con otros escritores como Roberto Saviano, autor de Gomorra, o con Salman Rushdie, autor de Los versos satánicos. También estoy orgulloso del premio que me entregó la Homeland Security y la DEA estadounidense por mi trabajo en Afganistán. De todas formas las medallas y premios sirven de bien poco.
¿Y si tuvieras que recomendarle al lector tu mejor obra, cuál sería?
Bueno, el que más éxito tuvo fue ‘La Santa Alianza. Cinco siglos de espionaje vaticano’, en el que relataba la historia desde 1566 a la llegada de Benedicto XVI, de la Entidad, el servicio de inteligencia papal. En España vendí casi cien mil ejemplares en nueve ediciones y el libro fue publicado en 32 países y traducido a 17 idiomas. Tal vez este ha sido uno de mis grandes éxitos. También ha vendido muy bien ‘Kidon, los verdugos del Mossad’ sobre la historia de la unidad de asesinatos del espionaje israelí. Y como novelas, la que más éxito tuvo fue ‘El Laberinto de Agua’, publicada en Espasa Calpe y traducida a 16 idiomas. De cualquier forma esto es como preguntarle a un padre a qué hijo quiere más… RISAS.
Ya a varios años vista… ¿qué enseñanzas ha sacado Frattini de su experiencia como corresponsal en Oriente Medio?
Tal vez que fui un privilegiado. Que me ha permitido ser testigo de la historia. Cubrí el fin de la guerra del Líbano, la invasión de Kuwait, la liberación del Emirato, la guerra de Afganistán, la invasión de Irak, la guerra contra el terrorismo en operaciones en el norte y sur de Afganistán… también me ha permitido conocer personalmente a personajes como Ariel Sharon, Isaac Rabin, Shimon Peres, Yaser Arafat, Faisal Husseini, Hassan Nasrallah o Benjamin Netanyahu. Esto solo te lo permite el periodismo. Me impresiona ver como fui testigo de guerras como la de Ruanda o la desintegración de Yugoslavia, y hoy, lo estudian los niños en sus libros de historia.
¿Podemos hacer algo para mejorar (de verdad) la situación en esa parte del mundo?
No. Siempre se dice que no hay peor odio que el odio entre hermanos y eso es lo que pasa en Oriente Medio. Judíos y árabes son hermanos y se odian. Además, hoy encuentras a niños de 9 o 10 años cuyos hermanos han sido detenidos por israelíes o niños israelíes cuyos hermanos han muerto en algún atentado perpetrado por árabes. ¿Sabes la cantidad de años que deberán pasar para que estos niños olviden? Eso es lo que pasa en Oriente Medio. La cuestión que hay que analizar es a quién le interesa que esa zona siga siendo inestable. Si tengo algún nieto o biznieto periodista seguro que seguirá cubriendo conflictos en Oriente Medio.
¿Cuál es el mayor peligro que ha pasado Frattini como corresponsal de guerra?
En la Guerra de Somalia, atrapado en un tiroteo entre fuerzas estadounidenses y guerrilleros de Mohamed Farah Aidid, en el puerto de Mogadishu; en Ruanda, donde nos tuvieron 40 minutos de rodillas con las manos en la cabeza en un control hutu; en el asedio de Sarajevo, en donde los serbios se divertían matando periodistas; o trabajando para las fuerzas estadounidenses en Bagdad y en operaciones con la DEA y contra grupos talibán en el Kunduz afgano. El lugar donde trabajaba en la ‘Zona Verde’ de la capital iraquí lo volaron por los aires, con un camión-bomba, pocas horas después de abandonarlo. Estaba en el aeropuerto internacional de Bagdad cuando escuché la explosión. Además muchos amigos míos han caído en alguna guerra: Julito Fuentes de El Mundo en Afganistán, fusilado en 2001; Julito Anguita de El Mundo en Irak, por un misil, en 2003; Miguel Gil, por una emboscada en Sierra Leona, en el año 2000; Jordi Pujol, del diario Avui, por una granada de mortero en Sarajevo, en 1992. En esta profesión o te retiras o te acaban matando. Yo me retiré tras el nacimiento de mi hijo en 1997, tras cubrir la guerra en Ruanda y la caída de Mobutu en el Congo. Luego me vino de nuevo un ataque de adrenalina y decidí aceptar un puesto en Irak y Afganistán con las fuerzas de ISAF. Pero creo que por ahora esa etapa la tengo ya cubierta y cerrada.

La idea del Reto Pelayo Vida surge de un hecho triste como es la muerte de su amigo el escritor portugués Luis Miguel Rocha. ¿Cuándo se da cuenta Frattini de que puede servir para ayudar a personas que están sufriendo algo parecido?
Luis Miguel Rocha era un escritor muy famoso en Portugal, que escribía novelas de misterio basadas en el Vaticano. Era como mi hermano pequeño. Estando juntos en la Feria del Libro de Sao Paulo, me dijo que le dolía el estómago. Tenía cáncer y en 8 meses se fue a los 39 años. Me cogió en una época en la que ya no quería contar nada a nadie. Quería dejar de escribir. Al mismo tiempo vi en el 24 horas de TVE a una mujer que relataba como sufrió cáncer de mama mientras sufría de obesidad mórbida. Su oncólogo le recomendó caminar. Ella empezó a caminar 10 metros, 30 metros, 200 metros, 1000 metros y termina corriendo las maratones de Nueva York, Boston y Londres. En ese mismo momento se me ocurrió subir al Kilimanjaro a cinco chicas que hubieran sufrido cáncer. Después llegarían la Trasatlántica’2016 y la Polar’2017. Y en unos meses, la Annapurna Bike’2018. En estas cuatro ediciones del Reto Pelayo Vida se han presentado ya más de medio millar de mujeres supervivientes de cáncer para 5 plazas. En esta última edición han sido 232 mujeres, algunas de ellas españolas residentes en Miami, Bruselas, Roma y Tokio. Me enorgullece ver como muchas de las candidatas que nos escriben me dicen que “me lo recomendó mi oncóloga”. También me entristece ver como algunas candidatas me confiesan que van a morir en poco tiempo, pero que su último deseo sería participar en alguno de nuestros retos. Aún me impresiona.
¿Qué es exactamente el Reto Pelayo Vida?
El Reto Pelayo Vida es una prueba muy dura, patrocinada por el Grupo Pelayo Seguros, que se celebra anualmente y en la que cinco mujeres supervivientes de cáncer, cualquier tipo de cáncer, deben enfrentarse a sus miedos, a su propia resistencia, en una prueba física en algún lugar inhóspito de la Tierra. En 2015 subieron el Kilimanjaro, el punto más alto de África; en 2016, cruzaron el Atlántico en 13 días y 8 horas a bordo de un velero de 73 pies y 37 toneladas; en 2017, pisaron el Ártico, en una marcha de más de 100 kilómetros con 30 kilos a la espalda, y a una temperatura de 32º bajo cero. Lo que es increíble es ver como sufren físicamente ante el mal de altura, los mareos, el frío terrible o cualquier otra cosa y son capaces de seguir riendo y avanzando. Es un buen paralelismo con la enfermedad que han pasado. A pesar de las dificultades hay que seguir avanzando siempre hacia delante. Participar en el Reto Pelayo Vida consigue que muchas mujeres que han sufrido cáncer, puedan gritar un mensaje positivo sobre que hay mucha vida después del cáncer.
La de 2018 será la cuarta edición. Tras ascender el Kilimanjaro, atravesar el Atlántico y pisar el Ártico, este año toca el Annapurna. ¿Cuál será el reto?
Cinco mujeres supervivientes de cáncer deberán recorrer en mountain bikes más de 300 kilómetros a casi cuatro mil metros de altura, en el Valle del Annapurna, en el Himalaya, desde la ciudad de Pokhara a Lo Manthang, la capital del reino prohibido de Mustang, fundado en 1380 y un lugar cerrado para los occidentales hasta el año 1992. Hasta 1964 no habían visto jamás a un occidental. Será una dura prueba. Hace unas semanas el gran campeón Perico Delgado, bromeaba diciéndome que pedalear a esa altura les iba a generar unos glóbulos rojos del tamaño de albaricoques. De todas formas, las cinco chicas se verán sometidas a duras pruebas físicas por parte de médicos expertos de Quirónsalud, el servicio médico oficial del Reto Pelayo Vida. Algunas de esas pruebas se llevarán a cabo en unidades de medicina deportiva como la Ruber Internacional de Madrid o en la Policlínica de Gipuzkoa, en donde tienen desarrollado un gran programa de monitorización para saber si un ciclista mantiene una buena posición sobre la bicicleta y evitar así lesiones musculares durante el reto.
¿Cómo conociste Zertior?
Fue a través de unos amigos comunes, del grupo Ilunion, José Ángel Preciados y David López Pachón. Ilunion Hotels metió un equipo en la Pilgrim Race organizada por Zertior. Después de la carrera contactamos y ya desde entonces ha sido una historia de amor entre Zertior y yo. Estamos incluso trabajando juntos en proyectos para 2019.
¿Qué te parecen sus proyectos?
La GAES Pilgrim Race me parece espectacular. También conozco la EPICA ATACAMA a través de Miguel Silvestre. Ademas fíjate las vueltas que da la vida, que a Silvestre lo conocí por ser el director deportivo de la Pilrgim y este año va a ser también el director deportivo del RETO PELAYO VIDA ANNAPURNA BIKE 2018, en la que cinco mujeres supervivientes de cáncer, tendrán que recorrer más de 300 kilómetros a 4000 metros de altura, desde la ciudad de Pokhara al reino prohibido de Mustang.
A nivel personal, ¿qué le ha aportado a Eric Frattini convivir de manera directa con las protagonistas de los diferentes Retos Pelayo?
Sin duda a no quejarme de absolutamente nada. Veo a mujeres que han sufrido lo que han sufrido, una enfermedad que puede llevarte a la tumba como a mi amigo Luis Miguel, y te reciben con una sonrisa de oreja a oreja como si nada hubiera pasado. Muchas de ellas ni siquiera tienen aún reconstruido el pecho. Como te decía antes puedes ponerlas en circunstancias muy difíciles y ellas seguirán aguantando sin quejarse. Muchas veces se ríen cuando les pregunto qué les “chutan” con la quimio. Es increíble ver la resistencia que tienen. Escucho testimonios de mujeres que te dicen directamente que en unos meses van a morir, o alguna candidata que te cuenta que su hija de 17 meses falleció de cáncer mientras ella pasaba por un cáncer de mama, en la planta de arriba. Para mí son ‘heroínas’. Son un ejemplo y sin duda eso es lo que se busca en el Reto Pelayo Vida.
¿Qué aporta el deporte, y en concreto la bici, a la superación de todo tipo de problemas, entre ellos de salud?
Yo creo que el deporte en general. Sin duda, una vida mejor, más saludable, con mayor calidad de vida. Lucía González Cortijo, oncóloga del Hospital Quirónsalud de Pozuelo y fundadora de la Fundación La Vida en Rosa, siempre dice que el deporte no te cura el cáncer, pero sin duda te ayuda a superar mejor las duras sesiones de quimio. Yo creo que da igual si haces deporte sobre una bici, caminas, levantas pesas o nadas. El deporte, la vida sana, la comida saludable hará que si tienes esta cruel enfermedad o cualquier otra, incluida una gripe, puedas superarla de mejor forma que si no haces deporte.
¿Dónde se ve Eric Frattini dentro de diez años?
RISAS. Con 64 años organizando la 14ª Edición del Reto Pelayo Vida. Con 74 años, tirado en alguna playa o perdido en alguna jungla y escribiendo un libro. Con 84 años, organizando las carreras de sillas de ruedas en una residencia de ancianos, buscando patrocinio para esta carrera, ah… y persiguiendo a las jovencitas de 70 años.
¿Cómo quiere ser recordado Eric Frattini?
Como un tipo que disfrutó cada segundo de su vida. Como un tipo que hizo lo que le dio la gana. Como un tipo que jamás tuvo ‘filtros’. Como un tipo que jamás hizo daño a nadie. Como un tipo que demostró ser gran amigo de sus amigos. Como un tipo que fue siempre fiel a sus principios, aunque ello supusiera ir contracorriente. Como un tipo que prefirió siempre la libertad a la esclavitud de una nómina. Como un tipo que está orgulloso de lo que hizo y de cómo lo hizo. También le digo siempre a mi hijo que si muero en algún lugar difícil de pronunciar y desaparezco, que no llore, que se beba una buena botella de vino a mi salud y que diga a todo el mundo: “Mi padre murió donde quería morir y de la forma, en la que quería morir”. Me aburriría morir plácidamente en una cama de Madrid. Bufff que horror…
Este es Eric Frattini.