La reflexión de nuestro CEO, Raúl Respaldiza, sobre todos esos "valientes" con los que nos cruzamos cada día
NOVIEMBRE | TAGS: RAUL-RESPALDIZA, CEO Talks
Nuestro “Mejor vivirlo que soñarlo” es un mensaje que nos acompaña en ZERTIOR casi desde que nacimos. Nos impregna, a nosotros y a nuestros clientes, de esa dosis de realidad que, en la vida profesional, debe acompañar siempre a cualquier sueño para no caer en la fantasía. En la melancolía, como diría un buen amigo. Aunque apoyado siempre en la visión, el mensaje pone el foco en la acción, en algo tan imprescindible como es la capacidad de ejecución. Eso que coloquialmente llamamos “bajarse al barro”, para muchos algo poco atractivo e incómodo frente al “sex appeal” de la creatividad sin límites, pero que, al final del día, marca la diferencia entre las “consultoras de sueños” y de quienes, como ZERTIOR, tratan siempre de aportar valor desde un compromiso permanente con el resultado.
Ahora que está de moda reinventarse (punto 1 de ese nuevo “manual de vida” que “ediciones Covid” ha publicado en todo el mundo), reflexionábamos internamente el otro día sobre la conveniencia de sustituir ese mensaje por otro nuevo con el que también nos identifiquemos plenamente. No sé si finalmente haremos como tal ese cambio, pero en la conversación surgió desde Chile (mira que son buenos estos chilenos) una mirada algo diferente, resumida en un “Buscamos marcas valientes”.
Me gusta. Es claramente una llamada a revisar una condición imprescindible que debe tener cualquier marca para que desde ZERTIOR podamos realmente aportarle valor. Desde luego, introduce un mensaje de exigencia, generando, incluso, un temor que puede ser excluyente y contraproducente para nosotros a nivel comercial. Pero, como dice otro amigo mío, “es lo que hay, así que mejor tenerlo claro desde el principio”.
Por supuesto, las marcas tienen su personalidad, pero, al final, quienes son o no valientes no son ellas, sino las personas que las crean y las dirigen. Es entonces cuando me doy cuenta de que, en efecto, en ZERTIOR estamos rodeados de valientes.
De “los” Diego Méntrida, porque hay que ser muy valiente para pararse justo en la línea de meta de un triatlón y dejar pasar -renunciando a subirse al pódium- a un rival que siempre tuvo por delante en la prueba y que metros antes se había confundido en la salida de la última curva, yendo en la dirección equivocada. De “los” Íñigo Gómez-Pineda, María San Gil y demás valientes de la Fundación Villacisneros, que dedican su vida, contra viento y marea, a luchar por los valores en los que creen: la unidad y la historia de España y la defensa de la dignidad y la memoria de las víctimas del terrorismo.
De ese nuevo grupo de inversores que apuestan por llenar de nuevo de béisbol y de felicidad el estado de Veracruz, con el regreso a casa de “El Águila”. De la valentía de esa nueva manera de mirar el deporte que, desde la Junta de Andalucía, lideran Javier Imbroda y José María Arrabal, guiados sólo por el compromiso y la responsabilidad que supone hacer algo importante por y para su tierra.
De “los” Florentino Pérez, que pone “patas arriba” el estadio Santiago Bernabéu, al que dediqué 8 años inolvidables de mi vida profesional, para convertirlo en un icono y una referencia mundial. Sólo hace falta darse una vuelta por la zona de Castellana y Concha Espina para ver la envergadura del reto. Llega a dar verdadero miedo.
De “los” Ignacio García-Belenguer y Borja Ezcurra, implementando desde hace años un nuevo modelo de gestión en el Teatro Real, paradigmático en el mundo. De “los” Pablo Sáinz-Villegas, llevando sus valores, su arte y su guitarra por todo el mundo. Por actuar de la misma manera y con la misma pasión y entrega en el mejor recinto del mundo ante miles de espectadores que en un colegio ante unos pocos escolares, como sucedió este martes en el Colegio Suizo de Madrid.
De los “Ronaldo” y su valentía y determinación por transformar y modernizar un club como el Real Valladolid, mostrando su enorme personalidad también fuera del terreno de juego. De “los” Jacobo Pruschy y su compromiso permanente por hacer el bien allá por dónde va.
De “los” José Miguel Maté y el extraordinario equipo de Tressis, por su compromiso permanente en unir deporte y solidaridad, siguiendo la rueda de Miguel Silvestre y llevando en volandas a los valientes de la Fundación A LA PAR.
Y no pararía…
Pero, si de valientes hablamos, no puedo dejar de mencionar a Pitingo. Si ya admiraba tu arte, Antonio, ahora sólo puedo “quitarme el sombrero” ante tu honestidad, dignidad y valentía, al mostrar abierta y públicamente tu desacuerdo contra quienes quieren justificar lo injustificable. Nada hay más valiente que remar contra corriente, anteponiendo valores y convicciones a cualquier otro interés. Tengo claro, como afirmas, que va en la sangre de quien es hijo de gitana y de guardia civil.
Termino. Tengo cinco hijos y algunos me acusan de “valiente”, aunque creo que es su manera de decirme otra cosa… Ya sabéis, un “bicho raro” en estos tiempos. En fin, siempre digo que entre la valentía y la temeridad la frontera es muy débil y que, aunque este consejo puede resultar poco “académico”, en la vida las decisiones importantes, paradójicamente, no hay que pensarlas demasiado. Seguramente yo no lo hice, pero tengo claro que son lo mejor de mi vida.
¡Feliz final de noviembre a todos!